Las poblaciones de moscas se incrementan considerablemente en primavera-verano, cuando las temperaturas son elevadas y las condiciones de humedad crean un ambiente propicio para su multiplicación. El estrés que sufren los bovinos al estar expuestos a una alta carga de insectos disminuye el consumo de alimento y genera pérdidas productivas de entre el 10 y el 16%, además de impactar negativamente en la percepción pública de la ganadería.

“Cuando llegamos a un establecimiento y observamos una abundante población de moscas adultas, sólo estamos viendo entre el 5 y el 10% del total, ya que el 90-95% restante se encuentra en forma de huevos, larvas y pupas.  Por eso es necesario combatirlas mediante una plan integral”, dijo a Valor Carne el M.V. Gonzalo Rodríguez Senes, del laboratorio Vetanco.

La mosca doméstica, la de mayor prevalencia en los sistemas intensivos, tiene una alta tasa de multiplicación (1 hembra pone hasta 1.200 huevos/mes) y una capacidad de dispersión de hasta 10 km, por lo que no solo afecta el bienestar animal, sino el de las personas que trabajan en el establecimiento y las que viven en los puntos urbanos cercanos.

El ciclo de vida comienza cuando la mosca adulta deposita sus huevos sobre materia orgánica húmeda y en principio de descomposición, sean alimentos o estiércol, que constituyen el sustrato del cual se nutren. Ahí se desarrollan como larvas, luego pasan al estadio de pupa y por último llegan a adultos reiniciando las etapas biológicas.

“La metamorfosis completa es corta, ocurre en un período de 20 días. Pero en verano, con altas temperaturas, es mucho más rápida, apenas dura una semana. Y no se puede esperar a tener una invasión de moscas para controlarlas”, explicó Rodríguez, alertando que entonces los animales ya estarán estresados, algo que se ve a simple vista por los movimientos de cabeza y cola para espantarlas. “En un feedlot de 5.000 cabezas se producen entre 6 y 9 mil toneladas de estiércol, a lo largo de todo el año, por lo que cualquier plan de control debe ser permanente”, agregó.

Plan integral

Es importante conocer qué tipo de moscas hay en el establecimiento y en qué sustratos se están desarrollando, para luego definir, diagramar y gestionar los métodos de control.

Además de la mosca doméstica, que requiere materiales orgánicos en descomposición para propagarse, puede encontrarse la mosca brava, que también utiliza esos sustratos mezclados con barro y se disemina en todas las regiones ganaderas, incluyendo la zona núcleo. “La brava es picadora, se alimenta de sangre y ya con 5 moscas por miembro anterior produce pérdidas de 100 a 200 gr de ganancia diaria por animal”, aseveró el veterinario.

En los establecimientos que además del feedlot hacen recría pastoril puede presentarse la mosca de los cuernos. “No se la ve en los engordes ya que para multiplicarse necesita depositar sus huevos entre el suelo y la bosta fresca, espacio que en los corrales se pierde por el pisoteo”, afirmó el especialista, indicando que eso sí puede generarse en las situaciones de pastoreo aledañas.

Una vez identificadas las moscas, la estrategia es reducir la disponibilidad de ambientes  ideales para la continuidad de su ciclo biológico y, en tal sentido, el ordenamiento y saneamiento ambiental es clave. La eliminación frecuente del estiércol, el manejo de los efluentes y la higienización de comederos y depósitos de alimentos para evitar el deterioro de los mismos, son algunas de las prácticas que debe incluir un plan de control integral.

“La limpieza de los corrales con una pala frontal y la compactación del estiércol apilado, además de trabajar con una carga adecuada de animales (25 m2/cabeza) que favorezca el pisoteo de los desechos, son herramientas que limitan el desarrollo larvario. Otra ayuda es mantener los pastos cortos alrededor del feedlot para que las moscas no encuentren zonas de reposo”, aconsejó.

Insecticida amigable

Hace unos años Vetanco desarrolló Ambiflud Benzurón para el control integrado de los diferentes tipos de moscas en los feedlots, en línea con la visión del laboratorio de contribuir a una ganadería de bajo impacto ambiental.

“Es un larvicida, único en el mercado. Los adulticidas disponibles, si bien tienen efecto en las moscas, no actúan sobre las larvas que están por emerger por lo que no brindan una solución eficaz. En cambio, este producto pega en la raíz del problema y logra un impacto muy importante para frenar el desarrollo de la mosca”, aseveró Rodríguez.

¿Por qué es amigable con el ambiente? “Además de su rápida degradación, es un insecticida no convencional ya que no mata por toxicidad sino que inhibe el desarrollo del insecto. Hace que las larvas no maduren, impide que se forme la cutícula protectora que las recubre y mueren por desecación. Por eso es importante incorporarlo apenas arranca la temporada de moscas, desde fines de la primavera”, respondió.

Otra ventaja es que no tiene período de carencia ya que no deja residuos en las carnes. “Puede utilizarse hasta el momento de la faena, facilitando la operatoria del feedlot. El animal lo ingiere con la ración y lo elimina activo con la materia fecal. Cuando las moscas ponen sus huevos ahí, la larva no puede mudar a pupa, cortándose el ciclo”, afirmó, detallando que las pruebas de residuos fueron realizadas por el Laboratorio de Farmacología y Toxicología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Católica de Córdoba.

Hoy es el único producto aprobado por SENASA para ser incorporado en la ración todos los días, durante la temporada de moscas“, subrayó, aludiendo a que es ampliamente utilizado por empresas de alimentos balanceados y por productores que lo incluyen directamente en el mixer. El mismo principio activo se presenta en solución para ser asperjado en lugares donde no se llega con el alimento como canales de desagüe, lagunas, alrededor de los silos, entre otros.

“Una novedad es que en 2020 incorporamos la trazabilidad de nuestro producto, mediante un microtracer, para darle garantía de identidad al ganadero que compra premezclas”, anunció.

La gente primero

Rodríguez considera que contar con este larvicida para dar respuesta a los desafíos de la ganadería intensiva, ante la mirada de la sociedad, es un gran paso. “Sin embargo, hay que aplicarlo dentro de un plan de manejo integral, diseñado a medida de cada feedlot y con el compromiso del personal. No existe una bala de plata para el control de moscas, se tienen que seguir todos los pasos para lograr éxito”, subrayó.

El laboratorio lleva casi diez años asesorando establecimientos en esta tecnología y las satisfacciones van más allá del enorme crecimiento de las ventas. “Este año comimos un asado bajo la galería, algo que nunca se podía hacer porque estaba lleno de moscas, nos dicen los productores. Y eso es un aporte a la calidad de vida rural”, finalizó.

Fuente: Valor Carne