POR QUÉ NO SE DEBE VOLVER A CONGELAR LA CARNE DESCONGELADA

La carne de cerdo importada congelada que se vende como fresca con dudosas etiquetas puede propiciar una práctica peligrosa para la salud

Doña María vive en una ciudad del sur de Santa Fe. Todos los domingos al mediodía, recibe a sus hijos y nietos para almorzar. La señora va al supermercado de siempre para comprar los alimentos con los que agasajará a su familia y encuentra una oferta de carne de cerdo fresca. No lo duda y compra un par de bondiolitas, de esas que vienen en bandeja.

Esa misma noche, uno de los hijos llama a María para avisarle que él y su familia no podrán ir a comer, pero que sin dudas la acompañarán nuevamente al domingo siguiente.

“Esta vez seremos menos” piensa la señora, y guarda una de las bondiolas en el freezer para usarla en una próxima ocasión. María no vio que en la etiqueta de la carne que compró hay una advertencia en letras muy chiquititas “No volver a congelar”.

De congelados por frescos y de “gatos por liebres”

La carne de cerdo importada que llega al país congelada se vende como fresca en comercios de todo el país. “No volver a congelar” reza la etiqueta en letras diminutas, apenas legibles. Ello ha sido motivo de denuncia por parte de los productores nacionales de carne de cerdo desde hace meses.

Algunos operadores comerciales argentinos, importan carne de cerdo de países como Brasil, Estados Unidos o Dinamarca. Esos cortes de carne importada viajan congelados durante meses hasta llegar a las góndolas argentinas, donde se descongelan y se exponen como si fueran productos frescos. En esa maniobra, se infringen normas que fueron establecidas para garantizar a los consumidores la inocuidad de los alimentos.

La Ley 18.284 del Código Alimentario Argentino en su Capítulo 3, Artículo 162 dice: “El transporte de estos productos se efectuará en vehículos provistos con equipos necesarios para mantener la temperatura indicada en el párrafo anterior (-18ºC), condición que también deberán cumplir las conservadoras o neveras de venta al público”. Las góndolas de frescos donde se exponen estos cortes descongelados, suelen ser heladeras abiertas, donde la temperatura es de entre 2 y 7°C, muy superior a la que establece la norma.

Cuando se presenta al público como fresco un producto que en realidad no lo es, no sólo se está poniendo en riesgo la salud de los consumidores, sino que además (por obvio que resulte, vale la pena recordarlo) se está quebrantando la ley, lo cual implica que los organismos de control correspondientes pueden –y deben- hacer uso de las herramientas con las que cuentan para evitarlo y garantizar así la inocuidad alimentaria a los consumidores.

La animosidad de algunos operadores comerciales queda en evidencia con la frase “no volver a congelar” impresa en la etiqueta en letras que la mayoría de las veces resultan ilegibles. Incluso se han reportado -y denunciado- casos en los que una etiqueta pegada en la bandeja dice “Industria Argentina” y, al despegar el sticker, debajo aparece otro con la leyenda que indica que es un producto industrializado en otro país.

Cuál es el riesgo de congelar dos veces la carne

Doña María congeló la carne fresca de cerdo. Un acto normal e inofensivo en la cocina de cualquier hogar. Excepto porque María no sabe que la carne fresca que compró no es fresca, y congelarla nuevamente implica un serio riesgo a la salud de su familia. Pero, ¿Por qué esa práctica es peligrosa?

El proceso congelar-descongelar-congelar es una de las actividades más peligrosas al momento de cocinar, porque existen microorganismos resistentes al frío que pueden estar presentes antes de la congelación.

Luego de la descongelación, al volver a la temperatura óptima (entre 4 y 65°), puede haber mayor proliferación de microorganismos. Al congelar una carne ya descongelada, lo que se hace es recongelarla con más microorganismos. Este proceso puede generar intoxicaciones alimentarias.

La sugerencia a los consumidores

Una manera de asegurarse de que la carne fresca de cerdo que se consume es de calidad y, sobre todo inocua, es comprar carne producida en Argentina. Hay que leer con mucha atención las etiquetas. Una opción aún mejor es comprar en las carnicerías de barrio.

Además de comprar un producto de calidad inmejorable, al elegir carne de cerdo argentino, los consumidores estarán favoreciendo a toda una cadena productiva, y a una actividad que es desarrollada en su mayoría por pequeños y medianos productores (no por grandes empresas), que genera empleo genuino tanto directo como indirecto, contribuye al desarrollo regional de los pueblos, genera valor agregado en origen, etc.

Un dato

La Asociación Argentina de Productores de Porcinos, elaboró una lista de carnicerías por provincia donde se vende un producto 100% nacional y seguro. Podés entrar haciendo click aquí.

Fuente: elproductorporcino.com

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