La seca complica a todos: vacas, pollos y cerdos

La sequía obliga a vender antes, en mal estado y con menores precios a las vacas y terneros.También complica a la recría, al engorde a corral, a la producción de pollos y de cerdos. La faena  en el primer semestre será más alta, pero no aumentará en igual proporción la producción.

La seca se profundiza y los efectos están a la vista. Primero, porque la producción de granos se ve seriamente afectada. Según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha de soja que se esperaba en 54 millones de toneladas no superará las 42 millones, mientras que en maíz se perderían al menos otras 5 millones de toneladas de grano comercial.
La menor cosecha impulsa los precios de los granos y complica el engorde de hacienda, a la producción de pollos y de cerdos y sin lugar a dudas a la ganadería de cría, que tiene mermada la oferta de pasto natural principalmente y que ve cada vez más acotada la posibilidad de sembrar para pasar el invierno.
En el caso de la cría, los impactos son serios y alarmantes. Para fortuna del productor, si bien la renta venía en caída por la continua suba de costos que no era acompañada por los precios, su situación financiera no era mala. En muchos medios se compara a la seca de este año con la de 2009 y es posible que tengan características similares, pero no en sus efectos. En aquel momento el contexto institucional para el sector era completamente diferente y la intervención en el mercado, sumada a los problemas climáticos, derivó en la liquidación del stock.
El criador está apretado y por eso comenzó a vender de forma anticipada los terneros. Los precios ya bajaron y varían según la zona y el remate, pero en líneas generales podemos decir que la caída fue de entre 5 y 10% en los últimos 10 días. El ternero que antes se vendía en $43/44 ahora se negocia en $39/40 y la ternera se vende con precios entre uno y dos pesos todavía menores.
El destete sale antes y con menos kilos y el estado de los animales no es el deseado, pero como no hay pasto se deben administrar los recursos de cada día, que son cada vez más escasos, para recuperar a la vaca productiva. Mientras que la improductiva, que el año pasado se engordaba para vender a China con 500 kilos a $24 el kilo, hoy debe mandarla a faena con 350 kilos y conformarse con un precio mucho más bajo. El criador vende menos kilos y a menores precios, liquida capital.
Esa situación se refleja en la faena. Los datos del Senasa indican que en febrero la de vacas aumentó 20% interanual; y según lo que nos cuentan los consignatarios el salto sería todavía mayor en marzo y en la medida en que se vayan sucediendo los tactos. Un consignatario de la Cuenca del Salado nos decía: “Un criador fuerte de la firma nos mandó 400 vaquillonas preñadas que no pudo retener y que en otro momento hubiera engordado. Las últimas 100 estaban en mal estado, las vendimos pidiendo por favor a $6.000 cuando a las de mejor condición se negociaron a $14,000. El que compró a $6.000 tiene algo de campo, le saca el ternero que vale $4.000/5.000 y después vende el vientre”. El ejemplo grafica claramente lo que está pasando con la venta de vientres.
Además de los efectos que ya se están observando en la cría, habrá impactos de al menos mediano plazo. Se espera para este año una menor preñez y por consecuencia, menos pariciones y también destete. Analistas del sector no se animan a hacer cuentas, pero por lo bajo dan a entender que la pérdida en la futura producción de terneros sería del 10% al menos.
La seca está complicando a otros eslabones de la producción ganadera. En primer lugar hay que pensar que este año, al menos que en abril haya lluvias que reviertan el panorama y permitan la siembra de verdeos, la recría vacuna va a estar muy acotada. Muchos dicen, “olvídate este año de la recría y de la mejora en el peso de los animales”.
En cuanto al engorde de hacienda, las complicaciones ya se están manifestando aunque como en otras secas será el pulmón, la herramienta a la que se echará mano para zafar de la crisis. En efecto, en febrero y por la falta de campo la ocupación en los corrales siguió siendo alta. De todos modos, la relación de compra venta que parece tender a achicarse es todavía mayor a la que pretenden los feedloteros y a la que necesita el negocio para que la ecuación cierre, sobre todo teniendo en cuenta la importante suba que tuvo el maíz en los últimos dos meses por el recorte que va a tener la cosecha.
Los dirigentes de la Cámara de Feedlot no se cansan de recomendar que se espere a la que la zafra esté más avanzada para pagar valores que se acerquen los máximo posible a los del gordo, “si no se van a repetir las pérdidas del último ciclo”, indican.
Los frigoríficos se verían beneficiados con la seca en tanto tendrán más hacienda para faenar y eso reducirá sus costos por kilo producido. La ecuación de las empresas no es la mejor. El cuero viene en caída libre desde 2015, los demás subproductos también redujeron sus precios y en casi todas las provincias hay acuerdo para cobrar a los matarifes por la faena.
Esa mayor faena de estos meses será  “pan para hoy y hambre para mañana”, porque se supone que en invierno no habrá hacienda de feedlot y tampoco de vaca, y que superada la seca podría comenzar un período de retención y recomposición de los planteles de cría.
Entonces el aumento en la faena esperado para la primera parte del año no se repetiría en el segundo semestre. Y si el número final llegara a ser superior a lo procesado por la industria el año pasado no significaría necesariamente una mayor producción de carne ya que, como dijimos más arriba, la vaca va al frigorífico con menos kilos y habrá menos machos en la recría.
El peso medio entonces no sufriría cambios, al menos no habría chances de que aumente, como no lo tuvo en los últimos 13 meses en los cuales rigió la restricción de faenar con menos de 300 kilos. Pero además el tema podría traer cola. La ternera está saliendo con kilajes más bajos y eso complicará llegar al peso mínimo que exige el Gobierno, la seca cae justo porque en poco tiempo comienzan a funcionar los controladores electrónicos que justamente van a verificar que se faene con 300 kilos o más. Por eso los directivos de la federación que nuclea a los frigoríficos (Fifra) piden que se modifique la norma y que para las hembras la exigencia baje a 270 kilos, así se evitarían algunos problemas.

Impacto de la seca en producción avícola y de porcinos
La sequía está complicando a todo el sector agropecuario. También los sectores que agregan valor a los granos sufren las consecuencias, entre ellos las producciones de pollos y de cerdos son de las más dañadas en su rentabilidad.
Los costos de las avícolas aumentaron 23% de octubre a febrero, de acuerdo a los datos difundidos por el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa); en tanto el maíz, uno de los principales insumos de la alimentación de los pollos, aumento 40% en sólo 60 días.
Mientra el maíz se dispara, los precios del pollo entre febrero y enero aumentaron 12%, por debajo de la suba de costos, aunque hay que reconocer que en un año el valor de venta en góndola subió 31% de acuerdo a los datos difundidos por el Ipcva, lo que achica la distancia entre el precio de la carne vacuna y la aviar.
¿Por qué aumentó el precio del pollo? Porque las empresas se adelantaron a la crisis y desde octubre decidieron achicar planteos productivos para forzar una reacción del consumo que beneficie el ingreso por kilo. Por eso la seca les pega, pero el efecto es menor al que sufrirían si no se hubieran tomado esas previsiones.
La actividad porcina es otra de las dañadas por la seca. También en este caso les pega de lleno la suba en los precios de los granos. El costo por kilo, dicen en la Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP), supera en 5% al valor del kilo de venta del capón, lo que pone en riesgo las finanzas de las empresas en caso de que no se revierta pronto; y la supervivencia de las granjas más chicas, con menor volumen de producción.
En el sector porcino hay otros problemas que ya denunció la AAPP. Por un lado la reducción del IVA para la venta de carne del 21% al 10,5% no llegó al productor, tampoco al consumidor, alguien se apropió en el camino de esa mejora en el ingreso de la cadena.
Los otros tienen que ver con las políticas oficiales “Continúa la importación, las tasas altas para créditos y la suba constante de impuestos y guías. No lloramos, quizás simplemente no seamos capaces de ver lo bueno que es el crecimiento invisible”, sentenciaron con una cuota de ironía.

Fuente: www.eldiariodelarepublica.com

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